Pasó
la Eurocopa y todo el mundo habla del fútbol excelso de España, de su tremenda
calidad, de que está marcando una época...
No seré yo quien no diga eso, ¡faltaría más, si también yo soy español,
español, español...! Vamos, que por mí, que el Rey, que ya hizo marqués a Del
Bosque, nombre Grandes de España a los
jugadores, porque eso es lo son: unos tíos grandes.
Pero mirad por dónde que me apetece
más hablar de Italia, nuestra rival en la final. Reconozcámoslo: más de uno
estábamos acojonadillos antes del partido. Sobrevolaban por nuestra mente
funestos fantasmas: que si no les hemos ganado nunca, que si son muy
competitivos, que vaya la que le dieron a Alemania, que... Y ya el colmo para
temerles más era que contemplábamos atónitos cómo esta Italia es distinta a la
de siempre: nada de catenaccio sino juego al ataque, fiaban su estrategia a la
calidad de Pirlo y no a las patadas del Gatusso de turno, una defensa muy
adelantada, jugadores nobles exceptuando al pirado de Balotelli... Vaya, vaya
con Italia... ¡Si no hay quien la reconozca! Y aún había, por lo menos en mí, otro temor:
como se le tuerzan las cosas en la final, empiezan con el juego sucio, con la
provocación, la marrullería y otras malas artes que han practicado de toda la
vida de Dios. No se me borraba de la cabeza el codazo de Tassoti a Luis Enrique
y otras triquiñuelas semejantes. Total, empieza la final y, aunque tímidamente,
se aprecian todas esas bondades que adornan a la renovada Italia. Pero las
cosas empiezan a irles mal. "Ya va a empezar el festival de patadas y
recuerdos a las madres de los jugadores españoles", pensé... ¡Pero no! ¡Seguían a lo suyo, a intentar remontar con
nobleza! No lo podía creer, los italianos se han vuelto jugadores honestos y
¡limpios, limpios! Claro, y más que lo serán ahora mismo con el baño que se
llevaron...
¿Lo malo de todo tu análisis sabes qué es? Que si dejando la marrullería a un lado se han encontrado con 4 goles; mucho me temo que bienvenida sean nuevamente las patadas y alabados los codazos...
ResponderEliminarPero en fin, a nosotros que nos quiten lo bailao.