lunes, 28 de enero de 2013

Joe, el taxista de mi adolescencia

 
 
Hace unos días, rebuscando por el universo Youtube, encontré una canción que hacía más de veinte años que no escuchaba. Joe le taxi me la descubrió -como tantas otras- mi hermano Manolo. Tendría yo 14 ó 15 años, un gusto musical en fase de moldeado y mil horizontes por otear. Recuerdo perfectamente que me dijo "escúchala; es de una chavalita francesa que se llama Vanessa Paradis. Te va a gustar". Y vaya si me gustó... Porque la canción es una preciosidad cantada por la voz de un ángel. Escuchadla y juzgad vosotros mismos. Se grabó en 1987 y sirvió para lanzar internacionalmente a la que luego se convertiría en consolidada cantante y actriz.
             Cuando volví a escucharla, inevitablemente surgieron en mi interior recuerdos de los tiempos de adolescencia. Recuerdos imborrables... de un ansia terrible por hacer cosas imposibles; de las primeras cervecitas en el bar Lechuga; de cuando canciones como ésta se escuchaban en vinilo y en casete; de los años de Bachillerato y del maravilloso año de COU en el Instituto Los Alcores, con inolvidables profesores a los que por supuesto hablábamos de usted; de aquellas inefables fiestas de Navidad en la cochera de Manolito el Bato, toda cubierta de bolsas negras; de mis primeras borracheras -para qué lo vamos a ocultar...-; de las noches veraniegas en los chiringuitos de La Tablá; de El Cielo y La Nueva Orden en invierno; de mis primeros y estériles enamoramientos; de mi primera novieta; de cuando mi padre me dio una llave de casa y me dijo "no te pongo hora de vuelta, pero tú sabrás lo que haces..." -¡qué crack!-; de tantos domingos con toda la familia en el campo; de mi Vespino ALX rojo; de los dichosos barrillos que cubrían mi frente y me tenían amargado; de braquets en los dientes; de cuando vivíamos sin móvil... y todo el mundo quedaba;  de cuando tenía 500 pesetas -¡¡3 euros!!- para el fin de semana... y me sobraba; de aquel fascinante viaje a Italia por el fin del Bachillerato; de... tantos y tantos momentos y situaciones concretas...
            Pues esta canción fue una de las bandas sonoras de aquellos años de adolescencia, que no sé si serían los mejores como muchas veces se dice. Pero algo tendrán cuando tanto se añoran...

 

sábado, 5 de enero de 2013

La música de los Reyes Magos


Entre las sublimes piezas que Miklos Rozsa compuso para la banda sonora de la monumental Ben-Hur, me llamó poderosamente la atención, por su belleza, ésta que os adjunto. Lleva por título La Estrella de Belén y es la que suena en la primera secuencia de la película, cuando los Magos de Oriente llegan al portal tras seguir a la estrella que les guía y adoran al Niño recién nacido. Apoteosis de la Epifanía acompañada de una maravillosa partitura. Servidor tiene por costumbre desde hace algunos años escucharla en la noche de cada 5 de enero, cuando se está imbuido de la magia y la ilusión que acompañan el momento. Y es entonces, al escuchar esta bellísima melodía, cuando empieza a plantearse medio en serio que algo anormal ocurre en esa noche. ¿De dónde procede esa alegría que embarga a todos?, ¿de dónde viene tanta ilusión en pequeños y mayores?, ¿de dónde tanta emoción?... Bien pronto -quizás cada vez más pronto- nos dicen que los Reyes Magos no existen, que en realidad son los padres. Pues qué queréis que os diga, pero la única certeza en todo esto es justamente lo contrario de lo que se nos dice; porque, ¿hay por ahí alguien que pueda afirmar con rotundidad que sus padres son Reyes Magos?...