sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!

Esta noche nace la Luz. Surge de las tinieblas el resplandor que ilumina al mundo. Hoy nace un Niño que no morirá nunca. Fijaros si es así que, como dijo aquél, todavía molesta a muchos vivos. Por eso quiero desearos a todos felicidad, amor, trabajo, esperanza,... En estos días y siempre.
            Y como es un Niño el que nace, deseo, deseo y deseo con todas mis fuerzas que Pilar, Carmen, Javier, Laura, Juan y María sigan creciendo sanos y fuertes para que no dejen de poner brillo en mis ojos y en los de sus padres y abuelos; que Inma y Beltrán sigan disfrutando de la espontaneidad de su tío; que Gabriel y Lola colmen de felicidad al suyo y tengan una madre para siempre sana y joven; que en San Bernardo (Sevilla) se siga viviendo con la alegría de un crío; que Pepa no deje de ver felicidad en las caras de sus padres; que una nueva estrella, como la de Belén, venga fuerte y sana para llenar de bendiciones el hogar de mi vecino que se fue a "Alcalá"; que Ángeles siga enterneciendo a su padre y poniendo esa sonrisa eterna en la cara de su madre; y que Isabel y Álvaro nos cuiden a todos, que para eso son unos pedazos de ángeles de la guarda.
              ¡Feliz Navidad a todos!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Arde El Viso

En la tarde-noche de hoy he salido y me ha sobrevenido un olor a infancia. Había humareda en las calles y olía a hoguera. En seguida, me acordé: ¡es el día de las hogueritas! Para los que no sois de aquí, os explico brevemente que hoy arden en mi pueblo decenas de hogueras formadas con la leña que los chavales han podido reunir en los últimos meses; una tradición ancestral que cada 7 de diciembre reúne a jóvenes y mayores al calor del fuego.
            ¿Cómo empezó todo? En cierta ocasión me dio por investigar la cuestión y comprobé con gran sorpresa que ni los más antiguos conocieron el origen de esta entrañable celebración. Entonces me planteé que la cosa vendría de bastante atrás, y que, muy posiblemente, estaría relacionada con la Festividad de la Inmaculada Concepción. Así que, hurgando como un ratón, lo más que pude encontrar fue que en la segunda mitad del siglo XVII, y seguramente al calor del fervor inmaculista que se fraguó en Sevilla desde un siglo antes, el Alcalde Mayor de la villa, Juan de Ozaeta, mandó que anualmente se celebrara la fiesta de la Purísima, con octava, vísperas y procesión eucarística. Pero, claro, el misterio de la Concepción Purísima de la Virgen María no se declara como Dogma hasta 1854, así que es inevitable plantearse interrogantes: ¿serán las hogueritas parte de esos festejos que se iniciaron en el XVII?, ¿se celebrarían en otra fecha y se pasó al 7 de diciembre tras la proclamación del Dogma?, ¿o se iniciarían precisamente a partir de la declaración dogmática?,...

            En fin, dejemos que el velo de la historia siga dibujando ante nosotros un halo de misterio y quedémonos con la pura tradición. Una fiesta popular que afortunadamente se mantiene con su ambiente familiar, su regocijo de chavalería, sus primeros villancicos y ese olor a leña quemada que envuelve El Viso en una singular niebla para que la rompa la Pureza de María.