sábado, 28 de enero de 2012

La invasión francesa

Tal día como hoy del año 1810 hicieron su entrada en El Viso las tropas francesas enviadas a España por Napoleón Bonaparte. Justa fama adquirieron estos soldados gabachos de ir expoliando cuanto patrimonio artístico encontraban a su paso, que fue mucho. Famosos son numerosos casos en Sevilla, quizá el más paradigmático de todos es el de una de las Inmaculadas de Murillo que el mariscal Soult se apropió y colocó en el salón de su casa de París (y se quedaría tan fresco el hombre). Muy probablemente, El Viso tampoco se libró del afán expoliador. Se sabe que el convento del Corpus Christi fue clausurado y seguramente utilizado como cuartel provisional en el avance de la soldadesca hacia Sevilla. Si entran en la iglesia del convento podrán observar que los tres altares laterales de la izquierda están rematados con el escudo mercedario - así como el altar mayor, y cualquier otro elemento, como la cajonera que hoy está en la sacristía de la iglesia parroquial -; pero no ocurre lo mismo con los altares de la derecha, en uno de los cuales – el de San Antonio - podemos ver incluso el escudo de los dominicos, lo que no deja de ser contradictorio. ¿Casualidad? No creo... Porque si los mercedarios eran tan aficionados a poner su escudo en todas partes, ¿por qué no iban a ponerlo justamente en esa fila de altares cuando la fila de enfrente sí que lo lleva? No tendría nada, pero nada de extraño que los soldaditos franceses se sirvieran de los primitivos altares para calentarse ante los fríos de enero, siendo más tarde sustituidos por los que hoy podemos admirar. Total, dirían, para qué vamos a buscar leña teniendo aquí altares de madera...

sábado, 7 de enero de 2012

Fin de Fiesta en La Zarabanda

Tranquilos, que no estoy anunciando el final de este blog. Para los que lo hayan podido pensar, y sobre todo para los que hasta le hayan entrado ganas de dar un brinco de alegría, tened paciencia que todo llega. Pero no, no estoy anunciando el fin de La Zarabanda (dejemos que al menos cumpla un añito).
            Me refiero a que, anoche, un grupo de amigos entre los que se contaba servidor pusimos fin a la Fiesta de la Navidad en La Zarabanda, un coqueto restaurante de Sevilla del que salimos más que satisfechos. Y fue la coincidencia en nombre lo que impulsó a mis acompañantes a animarme a dejar constancia del hecho en mi blog. Pero, evidentemente, no os voy a contar únicamente que ayer estuve en un restaurante que se llama como mi blog, ole, ole, qué gracioso. Y es que, en estos tiempos tan malitos que vivimos, La Zarabanda es un claro ejemplo de que, con poco, se puede hacer algo distinto, pues se trata de un establecimiento pequeño, nada pretencioso, casi desnudo, pero lleno de encanto y ambiente familiar. Al parecer lo abrió un matrimonio italiano, de ahí que pongan unas pizzas que están para hacerles una novena, pero también otros platos exquisitos llenos de imaginación. Y lo que decía antes, ambiente familiar en un pequeño salón sacado de una vieja casa a la que se le han tirado tres tabiques, sin alarde alguno en cuanto a decoración, y un trato directo, sencillo y amable. Buenos ingredientes para crear el encanto y propiciar una agradable velada, ¿verdad que lo pasamos genial, amigos? Qué fácil parece a veces sacar oro de donde no lo hay, ¡la imaginación al poder!

            Para los interesados en vivir una grata experiencia en La Zarabanda: está en Padre Tarín, una pequeña calle que une la Plaza de la Gavidia con Jesús del Gran Poder. ¡Que aproveche!