lunes, 26 de septiembre de 2016

La memoria (musical) recuperada


Quien bien me conoce sabe que soy un empedernido melómano. La música vive conmigo, me acompaña en todo momento, y me alegra, me entristece, me evoca, pero sobre todo me emociona. Mis gustos en cuanto a música moderna se los debo a mi hermano mayor, Manolo, Lito para todo el mundo. Su fabulosa colección de discos hizo descubrirme un universo de bandas y autores desconocidos para el gran público, pero de una calidad igualmente desconocida. En los años de mi infancia y primera juventud gocé enormemente escuchando discos de The Smiths –con aquellas espléndidas carátulas-, Saint Etienne, Tindersticks, The Jayhawks, Belle and Sebastian… y tantos otros grupos anglosajones o del fructífero panorama indie español. Bandas que, Dios las libre, jamás ganarían un Grammy de esos con que la gran industria aborrega al personal inocente, pero que me señalaron el camino de la música de culto y calidad, en la línea en que siglos atrás lo hicieran Bach, Mozart, Fauré, Debussy o Falla.

            Pero mi hermano se casó, y con él se marchó esa fantástica discoteca que instruía mis conocimientos musicales. Gran orfandad para mi persona. Eran años en que no había un acceso tan fácil a la música que deseabas escuchar. Ahora la cosa es muy distinta, y gracias a Spotify y a Youtube, estoy recordando nombres, y a la vez, reencontrándome con enormes canciones que estaban ya olvidadas. Estoy seguro de que a todos os ha pasado alguna vez que os habéis encontrado con una fotografía, una prenda o un simple objeto que teníais ya completamente olvidado y el simple reencuentro os ha devuelto a un mundo de agradables sensaciones, de gustos en paladares ya secos, de emociones marchitas por el implacable avance del calendario. Eso me está pasando a mí con la música que se fue de casa. Y cada reencuentro supone una brizna de escalofriante emoción, de incontenible alegría, de… ¿nostalgia? Qué grande es la música, que con su simple susurro provoca un seísmo en mis tranquilos vellos.

P.S. 1: mi último reencuentro ha sido con este delicioso tema de los Waterboys, que os dejo más abajo.
P.S. 2: le debo una “novena” a Spotify y a Youtube…


lunes, 5 de septiembre de 2016

Partitura de la luna (IV)

                           


                           Te busco, noche, y te encuentro
                           toda teñida de plata.
                           Alta gracia de la dama
                           que siempre anda a mi acecho.

                           Te encuentro, noche, helada
                           aun cálida en este estío,
                           combinando mil destinos
                           y calles desangeladas.

                           Solo Satie me acompaña
                           con un piano cadencioso;
                           pasar… pasa alguien, solo,
                           y nubes almidonadas.

                           Ginebra y agua tónica
                           -algo para mis adentros-;
                           no me atrevo, por modesto,
                           a contravenir tu norma.

                           Y tú, teñida de plata,
                           no esperas más compañía
                           que una lenta sinfonía 
                           y la gracia de tu dama.