jueves, 24 de mayo de 2012

El calvario de la crisis


La foto la hizo mi hermano Aurelio, que supo advertir el tremendo simbolismo que encierra (si pincháis sobre la misma la veréis a mayor tamaño). Ahí las veis: tres grúas de sendas obras (paradas, por supuesto) sobre El Viso. El ángulo de visión y la luz crepuscular hace que nos acordemos de la imagen pasionista del calvario con sus tres cruces. Y la metáfora, terrible, se sirve sola: nuestro pueblo convertido en un calvario de la crisis, soportando tres cruces formadas precisamente por elementos de la construcción; y sus gentes, padeciendo los estragos de esta situación canalla que nos está machacando con cada vez más paro, más impuestos, más recortes, más miedo, más desesperanza y menos alegría.

             Y, oh paradoja, el último sablazo a los bolsillos (al mío, ni os cuento), nos viene del tándem progresista que forman PSOE e Izquierda Unida en el Gobierno de la Junta. Sí, los mismos que hasta hace dos días decían que había que parar a la derecha, que había otra forma de combatir la crisis. Pues ya se ve... a base de más recortes. Eso sí, por culpa de Rajoy, y no porque ellos quieran, no porque ellos hayan derrochado millones de euros en EREs falsos, en invercarias, en estériles políticas de galería,... y hasta en cocaína. Del PSOE no me sorprende nada a estas alturas, pero de IU... ¿Dónde están ahora los guardianes morales de la doctrina izquierdista y antiliberal?, ¿a qué espera ese fantasma llamado Sánchez Gordillo para abandonar IU por incompatibilidad con su ideario revolucionario?, ¿dónde ha quedado el "rebélate" con que nos instaban en sus carteles electorales? Si dicen que estas duras medidas de recorte son obligadas por Rajoy, ¿por qué no se rebelan ellos? Claro que si me leyera Valderas, pensaría: "mira, chaval, yo tengo por cuatro años un despacho con un sillón comodísimo, con aire acondicionado, como casi todos los días de gañote, en la puerta me espera un cochazo que me lleva gratis total a todas partes, y además tengo un sueldecito apañado (aunque me he recortado un 5%, no creas...). Así que yo me voy a rebelar enseguía, ¡pa que me quiten el tajito tan bueno que me he buscado! Ah, y el calvario ése aguantadlo vosotros un poquito, que ya verás que esto lo arreglo yo en nada."

jueves, 17 de mayo de 2012

El poder de una melodía


A vueltas con la idea que ya expresé hace unos meses sobre que es la música el arte que mayor capacidad posee de despertar nuestros sentimientos. Y a vueltas con Wagner. Recientemente he visto la película Hitler, el reinado del mal, una interesante reconstrucción histórica que abarca desde la juventud hasta la toma del poder por parte del dictador germano. En una escena de la misma se reproduce el primer encuentro entre Hitler y Ernst Hanfstaengl, un rico editor alemán que a la postre se revelaría como pieza clave en el ascenso del Partido Nazi. Hitler se encuentra ensayando la característica gestualidad que mostraba en sus discursos –realmente algo hilarante si no fuera porque esos gestos sirvieron para que millones de almas se adhirieran inquebrantablemente a uno de los regímenes más crueles de la historia de la Humanidad-, y Hanfstaengl  decide, para llamar su atención, sentarse al piano e interpretar una pieza de Wagner, el compositor favorito de Hitler por razones de exaltación pangermánica. A Hitler, la melodía le hace soltar una lágrima, y a mí no me dejó indiferente...

         Unos días después, hablando con mi amigo Rafael sobre la película, le comenté la escena, y coincidió conmigo en la belleza de la melodía. Y no sólo eso, sino que, más erudito que yo, ya había bicheado por youtube hasta dar con la pieza: la melodía en cuestión forma parte de la Procesión de Elsa hacia la catedral, de la ópera Lohengrin. Os adjunto un enlace a la escena en cuestión, para que tengáis la oportunidad de saborear esta sencilla maravilla. Ya tengo en mi poder la versión original para orquesta y una deliciosa a piano; quien las quiera, gustosamente se las paso.

            Y es que, pese a su aparente simplicidad compositiva, la melodía que Hanfstaengl tocó a Hitler luce distinguida con la sencillez de la belleza en un aire melancólico y solemne. Y, como tal, entró en mi cabeza como un obús, de manera que la he venido reproduciendo en mi interior de manera continuada, transportándome, aun en el mundo, hacia un Parnaso musical en el que no existen alumnos estresantes, recortes de Rajoy, recortes de Griñán, bajada de salarios, fantasmas y gentuzas habituales... Ese es el poder de una simple melodía. Ese es el poder de la música.   


lunes, 7 de mayo de 2012

Tribulaciones de un jamón en la Cruz


Estaba la otra noche en una caseta, y mirando a este jamón, pude oír perfectamente sus lamentos:  <<¡No hay derecho, hombre, no hay derecho! Que he estado en Mairena, en Sevilla, en El Viso, y a saber dónde me llevan ahora... Tres semanas colgado de un gancho para que no me echen ni cuenta... "Ya verás lo pronto que te piden, lo poquito que vas a durar, que eres el plato estrella..." Todo eso me decían. ¡Y una leche! ¡Pero si ni siquiera me miran! Eso sí, todos muy arregladitos y encantados de haberse conocido: "¡qué preciosidad de traje!", "la tela es ideal", "¿de dónde son los complementos?", "¡qué corbata más chula!", ji ji, ja ja, besitos por aquí y besitos por allá... Sí, hijos, sí, estáis todos muy monos, pero más tiesos que la mojama. Y venga tortilla, venga pimientos, venga almendritas... ¿Y para esto me he llevado yo cinco años correteando por la dehesa?, ¿para esto dos meses enterrado en sal?, ¿para esto otra temporadita colgado aguantando el frío aire de la sierra? Anda, y que os den... Que a este paso no voy a valer ni para caldo de puchero. Si es que quien nace lechón...>>