sábado, 27 de agosto de 2011

Dichosos carritos


Fue Reyes la que me animó a escribir sobre esto, así que va por ella, con mi particular felicitación por su cumpleaños.
            El caso es que la otra noche, en animada conversación, les conté a unos amigos que había ido por primera vez a ikea, esa especie de "santuario" del mueble al que parece que "obligatoriamente" tenemos que ir por lo menos una vez en la vida, como si fuera una peregrinación -¡¡¡quillo, ¿tú no has ido nunca al ikea?!!!, te preguntan a veces con tremenda perplejidad-. Bueno, pues el caso es que cuando después de marearme como una perdiz, enterarme al fin de cómo funciona aquello, y perderme tres o cuatro veces -uno es así de cateto, qué le vamos a hacer-, después de todo ello, digo, encontré lo que buscaba y me fui en busca de un carrito para cargar la demanda. Luego de introducir el eurito para liberar al carro de sus cadenas, comprobé con gran mosqueo lo que ya me había pasado antes en otros hipermercados; ¿y a quién no le ha pasado esto alguna vez, amigos? El carrito tenía una de sus ruedas delanteras inmovilizada, de manera que no había forma de hacerla girar. Resultado: tuve que transitar por el inmenso almacén con el carro torcido para que pudiera avanzar de frente. La sensación de estar haciendo el ridículo no había quien me la quitara.
           
 Ya entre risas, continuamos hablando en la tertulia sobre los carritos de los híper, saliendo a relucir otra de sus "virtudes": la dificultad de tomar una curva en los pasillos del establecimiento cuando el carro va cargado hasta arriba. Que si se te va para otro lado, que si requiere un gran esfuerzo encauzarlo, que si poco menos que necesitas una rotonda para hacer el giro,... La solución la aportó Blanco: en vez de llevar el carrito cogido por su mango -que es el sitio natural-, lo mejor es ponerte en una de sus esquinas delanteras. Vamos, como si fueras el patero de un paso. Así es mucho más fácil conducirlo.
           
Dichosos carritos... Con lo buen invento que son y la de problemas que dan a veces. Y, una vez más, las paradojas de la vida, y es que yo creo que los que mejor funcionan son los de esa pobre gente que los utiliza no para llenarlos de compra, sino con lo que encuentran rebuscando entre los contenedores. Y es que no hay nada mejor cuidado como un instrumento de supervivencia.

3 comentarios:

  1. No sabes cuánta razón llevas en esto de los carritos, pero lo que no sé si sabes es que la razón de ser del dichoso "fallito" en las ruedas es intencionado. No se trata más que de una técnica abusiva de parte de los hipermercados para potenciar el consumismo. ¿Acaso no has reparado en que todos se te giran hacia la derecha? He aquí el truco: Todos los carros giran a la derecha y, como sabrás, en las calles de una gran superficie hay el ancho suficiente para que dos carros puedan pasar medianamente cómodos. Pues bien, potenciando el giro a la derecha en las ruedas de los carritos y añadiendo una zona de entrada lo más a la derecha posible, se consigue que, pobres borregos sumisos en la inconsciencia, los compradores vayan siguiendo todos la misma línea: Por la derecha de la calle hasta el fondo y por la izquierda, derecha si vienes en la dirección contraria, a la vuelta. Además, ni la altura del dichoso carrito ni la altura de los productos en la estantería es aleatoria, pues observa como los productos de mayor venta están siempre colocados a la altura de la línea superior del canasto del carro o a la altura de los ojos.

    En resumen, inconscientemente te obligan a repasar todo el supermercado y casualmente te encuentras siempre las primeras marcas a una de esas alturas. Y, siguiendo con el repasito, en una gran superficie, por supuesto, los productos no están colocados aleatoriamente pues siguen una pauta estudiada a fondo (la próxima vez que vayas a Hipercor o Carrefour observa que están idénticamente ordenados).

    Sin nada más, un saludo.

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  2. Juan,pero lo mejor de Ikea , es cuando llegas abajo
    en el almacen y al operario de turno le das la lista y el te lo prepara todo. jajajaja

    Negro eres maestro liendre,eh!!!!

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  3. Ea, me tocó perder. A saber qué mal habré hecho yo.

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