Hace cuatro años escribí un artículo que
titulé La Eurocopa de Mastercard; en el mismo rememoraba los recuerdos ácidos,
bohemios y casi surrealistas que me proporcionó la Eurocopa de cuatro años
atrás, es decir, la de 2008. Comoquiera que en 2012 la historia se repitió, es
decir, fue una competición vivida de forma muy singular y además la volvió a
ganar España, hubo quien me sugirió que tendría que escribir sobre ella,
¿verdad, Ana?, ¿verdad, Mar? Pues nada, como ahora también han pasado ya cuatro
años y también ha habido Eurocopa, creo que es momento de atender aquella
petición.
La
cosa es más o menos sencilla. Plaza de Abastos de mi pueblo, El Viso. María del
Mar lucha por sacar adelante a base de mucho empeño y esmero un curioso bar que
nosotros –unos cuantos aficionados a la barra fija- tomamos como centro de operaciones
de cara a aquella Eurocopa. Ver allí un partido, fuera o no de España, se
convirtió en rutina casi diaria, aliñada con las siempre transgresoras
sentencias de mi primo el Golfo, la verborrea académica y erudita de Rafael, y…
-lo mejor- la belleza y frescura que aportaban Ana y la propia María del Mar.
Vamos, ¡una Arcadia! Por cierto, no me voy a dejar al margen: allí andaba el
menda, babeando las más de las veces pero también enjaretando versos en ciertos
momentos de lucidez.
Suenan
los himnos… ¡Pon el primer botellín, Mar! Minuto uno: pon el segundo… Y así
sucesivamente. Avanza el partido. Pongamos que jugaba Alemania… y Rafael
pontificaba de forma impecable sobre Lutero, Bismarck o el III Reich. Pongamos
que jugaba Francia… y de seguro que mi primo tenía algo que decir sobre las francesas…
Minuto 90: pon otro, Mar. Ha acabado el partido hace una hora: echa el
penúltimo, Mar. ¡Oye, ahora cierras y nos vamos a tomar una copa por ahí!
Y
entretanto, Mar sirviendo botellines y algo de comer –sofisticados platos que
preparaba ella- mientras nos hechizaba a todos con su desparpajo y encanto
personal. Y Ana, como una más, tumbando a cualquiera de nosotros en todos los
aspectos posibles. Menuda es mi Ana del alma…
Final
de la Eurocopa: España gana 4 a 0 a Italia. Rememorar el partido sería insistir
en lo escrito más arriba. Mas, como todo lo bueno, la Arcadia terminó; creo
incluso que con aquella final. Seguimos viéndonos allí un tiempo. Pero ya no
fue lo mismo. El aire decadente empezó a soplar y Mar cerró el negocio poco
después. Así termina siempre lo que se recuerda como un sueño.