Anda la
Junta de Andalucía pensándose si reclamar la titularidad pública de la
Mezquita-Catedral de Córdoba, que desde la conquista de la ciudad por Fernando
III en 1236 pertenece a la Iglesia. Ignoro en base a qué principio legal
pretende ejercer esta acción, pues no es ese ni mucho menos el terreno en el
que mejor me muevo, pero supongo que alguna razón se alegará. Por supuesto, como
apoyo a esta iniciativa se ha organizado una plataforma que se mueve estos días
por internet, en la que todo aquel que esté de acuerdo con que el monumento
pase a ser propiedad de todos los andaluces puede dejar su firma. Faltaría más
en este país tan amante de hacer colas y de firmar contra algo. El asunto es
que como medida tardorrevolucionaria, la cosa suena bien: un organismo estatal
no confesional -la Junta de Andalucía- le quita a la Iglesia la propiedad del
más importante monumento del antiguo califato cordobés. Se repara así una
injusticia histórica dado que aquello era propiedad del propio califato y lugar
de culto musulmán que, de la noche a la mañana, pasa a manos eclesiásticas. ¡Éxtasis
progresista!
Pero claro, cuando se plantean estos
hechos, a uno le da por preguntarse dónde se ponen los límites. Porque antes de
que existiera la Mezquita, estaba allí la iglesia visigoda de San Vicente.
Ergo, si la titularidad pasa a la Junta, ¿podría la Iglesia reclamar la
propiedad de lo que fue solar de San Vicente? Y vayámonos a otras partes del
mundo. En Estambul está -hoy como museo- la basílica de Santa Sofía, uno de los
más bellos templos del mundo, levantado por el emperador Justiniano en el siglo
VI. Fue durante casi mil años templo cristiano, hasta que en 1453
Constantinopla cayó en manos de los turcos, que, sensu contrario a lo ocurrido
con la Mezquita de Córdoba, pasó a ser inmediatamente lugar de culto musulmán.
¿Debería pasar de nuevo a manos de la Iglesia? Y sigamos tirando del hilo:
¿debería España reclamar la propiedad de miles de catedrales, iglesias,
fortalezas y demás regios edificios levantados durante la época colonial en
Perú, en Filipinas o en México?
Si se quiere mirar el hecho desde
una óptica meramente sentimental, tendremos la confirmación de que la Historia
está repleta de hechos que nos pueden parecer más o menos injustos. Porque la
Historia ha estado sujeta desde que existe a cambios, unos lentos y otros
bruscos, pero siempre dados por el signo de una lógica que irremediablemente se
impone. Y normalmente, la lógica no suele dejarse guiar por los sentimientos. El
debate daría para mucho, pero a mí se me antoja que querer cambiar la Historia
por una cuestión meramente gestual me parece del todo ilógico. Así que, por
favor, que Santa Sofía siga en manos musulmanas.
Es un asunto turbio y delicado éste. Desde luego pienso que ni unos ni otros, ni la Junta ni la Iglesia, actúan bien en su afán apropiatorio: la Junta de un bien religioso, la Iglesia de un bien cultural que luego se mantiene con el dinero de todos. No se, pero creo que lo más sensato sería llegar a un acuerdo entre las partes cediendo ambas; pero las llamadas al peso de la historia me parecen vanas, aquellos eran otros tiempos y circunstancias, si la Iglesia empezase a reclamar todo lo que recibió tras la reconquista.....
ResponderEliminar