Más de una vez he dicho a mis conocidos que, de todas las bellas artes, es la música la que posee mayor capacidad de transmitir y emocionar. Tal vez porque es la única inmaterial. Todos sabemos que existe una pintura maravillosa de Velázquez que se llama "Las Meninas". Pero es única y está en el Prado. (Por supuesto se pueden ver reproducciones, pero no es lo mismo) Y así todas y cada una de las obras pictóricas, arquitectónicas, escultóricas y literarias. En cambio, si hablamos de música, no existe un, por ejemplo, único "Orfeo" de Monteverdi. No; lo que existe es la partitura. Pero Orfeos hay muchos, tantos como cuantas interpretaciones se hagan. Esa es la grandeza de la música.
Cuando el miércoles asistí al Maestranza a una representación de "Las bodas de Fígaro", comprendí que la ópera es un magnífico compendio de bellas artes. Y disfruté con la genialidad de su libreto -del que resplandece la altivez del conde de Almaviva, las mañas de Susanna, y los toques de humor del pícaro Fígaro y el pilluelo Cherubino-, con los decorados -por los que se colaba mágicamente reproducida la luz de Sevilla-, con el vestuario, con los figurantes, con la danza,... Por supuesto con los cantantes/actores, que brillaron con luz propia en los distintos diálogos y arias, aunque, eso sí, me hubiera gustado un mayor protagonismo del coro. Y, cómo no, con la orquesta, la Sinfónica de Sevilla, muy compactada y deslumbrante, y eso que esta vez actuó con plantilla reducida, como requiere la partitura -las orquestas con amplio número de componentes no surgen hasta el siglo XIX, con el Romanticismo; ¿no es así, Miguel López?-. Yo no conocía la obra, excepto su célebre obertura y algunos pasajes que reconocí de la película biográfica "Amadeus", que por supuesto os recomiendo. Esto lo cuento porque es un reconfortante placer escuchar en directo música que ya conoces.
En resumen, que disfruté gratamente con cantantes, decorados, orquesta,... Y con Mozart. Mirad, no es precisamente su época la que más me gusta de la historia de la música, pero el genio de Salzburgo nació tocado con la capacidad única de cautivar a todos los oídos del mundo. Creedme, si algún día no sabéis qué escuchar, Mozart nunca falla.
El Orfeo lo compondría Verdi y no Monteverdi...
ResponderEliminarMe voy a atrever a darte, hermano, una sugerencia que seguro enriquecerá esta puerta a la cultura en que has convertido tu blog. Articúlalo de forma que al abrirlo se reproduzca una joya del maestro, y sustituye la pieza de vez en cuando.
ResponderEliminarAnónimo I:
ResponderEliminarcreo que eres tú el que confunde a Verdi con Monteverdi. El creador de la entrada tiene razón.
En lo que para mí no la lleva, es en “desmerecer” (espero que se entienda el entrecomillado, sé que no es el verbo más conveniente) a las artes pictóricas, arquitectónicas y escultóricas frente a la música. ¿Quién no se ha enamorado del Moisés de Miguel Ángel, aunque fuera a través de una fotografía? Probablemente, Inocencio X igualmente exclamaría al verlo eso de "Vero, troppo vero"
Y para cuadro hermoso, (no sé el qué, pero posee un no sé qué y un qué sé yo que me vuelve demente), La Escuela de Atenas. Por supuesto, sin desvalorizar al que es por estado uno de los sevillanos universales más ilustres. Ni a él, ni a sus misteriosas meninas.
Me veo en la obligación de contestar, porque hacéis aportaciones interesantes. Al primer Anónimo he de decirle que "Orfeo" es una ópera (de hecho creo recordar que se considera la primera ópera de la historia)de Claudio Monteverdi (1567-1643). Absolutamente recomendable. Verdi es mucho más famoso; de ahí probablemente tu error. Pero vivió en el siglo XIX. Nada tienen que ver, por tanto uno con otro. A mi hermano, en consideración a quien es, me vais a permitir que le conteste personalmente. Y al segundo Anónimo, decirle que respeto enormemente su opinión, incluso tengo que reconocer que lleva mucha razón cuando se refiere a la emoción que dimanan las obras que nombra. Pero me reafirmo en mi opinión de que es la música el arte que más transmite. Al menos para mi, claro. Y conste que quien lo dice es amante del arte (en toda su dimensión). Os felicito y agradezco vuestras aportaciones, al tiempo que os invito a que sigáis visitando La zarabanda.
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