el
silencio; tras la marcha
me
esperó una barbacana de
madera. Con sigilo
la
abordé, como el inicio
de
un viaje por decidir.
Una
cosa os puedo decir:
Sus
Gracias me avasallaron,
y
al sentirlas yo en mis manos
vi la Gloria desde un atril.
Fino, fino,... genial!
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