Os confieso que aún sigo sobrecogido por esta
imagen... La Virgen de los Dolores entre los cipreses del cementerio. Silencio.
Sobrecogimiento. A quien no estuvo allí es imposible explicárselo. Para
intentar hacerlo, a mí sólo me sale esta humilde décima:
entre suspiros de ansia
que con los rezos se mezclan,
y el sol tibio que te besa
junto a la sombra del ciprés.
Y casi acierto a comprender
que a las Ánimas del Cielo
son tus Dolores consuelo
que en tus manos sentiré.
Saludos Juan,
ResponderEliminarUn servidor que si tuvo el privilegio de estar en el cementerio, por encima de todo vio muchos ojos inundados de lagrimas y detras de cada lagrima una oracion, siempre casi en silencio. Decia San Agustin, una lagrima por un difunto se la lleva el viento, un flor la marchita el tiempo, pero una oración la recoge Dios y perdura en el infinito. Me quedo con esto ultimo, ¡ Cuanto daría yo por haber escuchado una sola oración por unos ojos inundados de lagrimas!.
El dia que realmente de verdad nos creamos esta historia...
Un saludo Alfonso.
me recuerda a tantas madres que han salido por esas puertas con las manos vacías dejando atrás lo que más querían, pero Ella no nos muestra sus manos vacias, están llenas de esperanza, de consuelo, solo a través de Ella podremos llegar al Padre.
ResponderEliminarSaludos
Almudena