¿Sabéis que también sueñan los nardos?, ¿sabéis que
los nardos que nacen en El Viso sueñan con estar junto a la Virgen el doce de
septiembre? Mirad: fue un verano de hace algún tiempo. Estaba yo en la azotea
de una casa visueña donde cada año se cultivan primorosas varas que parece que
se asoman ufanas al balcón para mostrar a los vecinos su extraordinaria
belleza. Me acerqué a un pequeño brote, aún no florecido y, sorprendido por su
afanoso esfuerzo de apuntar hacia el cielo, pude escuchar su musitada plegaria
a la Virgen: "hazme crecer, Señora, que yo soy para ti. Yo no quiero
presumir tras de un balcón, yo no quiero quedarme en este pedacito de tierra
que me ha visto nacer, yo no quiero morir de viejo en el mismo lugar en que
vine a la vida. Yo quiero estar junto a ti, Madre, yo quiero que un niño a ti
me lance como si fuera la flecha de un Cupido infante, yo quiero ser tu guardia
en ese doce de septiembre y escoltar tu hermosura por las calles visueñas. Yo
soy tuyo, Patrona mía, envía unas manos que corten mi tallo que yo quiero morir
a la vera de tu manto;
A mi dueña se lo he dicho:
que soy tuyo, Reina mía;
si no aromo tu sonrisa...
¿para qué nací en El Viso?
Si la manita de un niño
a tus plantas no me ofrece,
si no te miro de frente
como al más Justo Espejo,
florecer, Madre, no quiero
una tarde de septiembre."
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