
No es el terror mi género favorito, pero me gusta. Como a todo el mundo, me atrevería a decir. Y es que no deja de resultar curiosa la atracción que ejerce sobre las personas ese aspecto tan desconocido de los fenómenos paranormales y, sobre todo, la muerte. ¿Quién no se ha visto alguna vez en medio de una conversación sobre espíritus que vagan por el mundo, casas encantadas o muertos que regresan a la Tierra?, ¿y no es verdad que por mucho que queremos dejar la conversación, porque más de uno -y de una, sobre todo...- la volverá a recordar apenas se eche la sábana por encima, con el consiguiente mal rato y desvelo, sin embargo la curiosidad nos puede y seguimos imbuidos en ella? Eso es lo que ofrece "Drácula": almas cautivas, no muertos, la vida eterna,... Un compendio de "erótica vampírica" al que es difícil sustraerse.
Sí, definitivamente necesitamos de cuando en cuando una dosis de terror. Pero si es con gozo, mejor que mejor. Porque, al fin y al cabo, los vampiros no existen... ¿no?