Hace unos días, un maravilloso grupo de amigos y
servidor pasamos un estupendo día de campo en la casilla de mi familia, finca
ésta que considero mi alter ego rural y en la que tengo depositadas no pocas de
mis esencias, con las que me reencuentro cada vez que voy. De nuevo fuimos
acogidos por la extraordinaria hospitalidad que allí nos ofrecen Mi, Adrián,
Anca y Andrei. Mucho podría escribir sobre la casilla de Nuestra Señora del
Carmen. Pero lo dejaré para otra ocasión, porque hoy toca darle a la cuchara...
Entre
el extenso menú que pudimos degustar, tuve el gustazo de preparar a mis amigos
una sopa castellana, plato éste que me enseñó a preparar -como tantas otras
cosas- mi madre. Y como gustó tanto al personal, y es un plato tan exquisito como
fácil de preparar, os diré cómo se hace para que quien quiera pueda
disfrutarlo. En primer lugar, se doran unos ajos bien troceaditos en aceite de
oliva virgen extra. A continuación se añade jamón troceado y pimentón -yo mezclo
dulce y picante, que le da un toque genial-. Cuando el jamón esté un poco frito
se introduce caldo de ave. Sólo hay que esperar a que hierva para añadir huevos
y rodajas de pan. Se remueve todo y... a servir. Evidentemente, como cualquier
plato, su resultado será mejor en la medida en que también lo sea la calidad de
los ingredientes, pero en cualquier caso no estamos hablando de algo caro.
En
fin, que la sopa castellana se elabora fácilmente, y os aseguro que está "pa"
reventar de rica. A ver quién se anima. ¡Buen provecho!
Yo en vez de sopa, tome botellines jejejejejeje
ResponderEliminarAqui en "pucela" añaden ingredientes secretos y misteriosos para evitar morirse congelados jajaja
ResponderEliminarSinceramente Juan no cambio una sopa castellana, dadas mis circustancias, por el puchero de mi madre jajaj