Hoy hace once años que murió George Harrison, el
beatle serio, el menos mediático de los cuatro, el tipo que puso en la mítica
banda un toque de discreción, de misticismo, de melancolía, incluso de tristeza si se
quiere. Dicen que detrás de su aparente seriedad escondía un fino sentido del
humor. Y no me extraña, pues los genios no siempre se hacen del todo transparentes;
y Harrison lo era: ahí están sus canciones para constatarlo. Unas canciones
trascendentales, místicas, un refresco musical para el espíritu que nos cuela
de la mano de su nítida voz. George Harrison debió ser un buen hombre; así me
lo dice su personalidad y la activa solidaridad que ejerció con los más
desfavorecidos. Y también que, cuentan, murió invocando a Dios y recomendando
amarnos los unos a los otros.
Y
hoy hace justo diez años del Concert for
George, un magno recital que reunió a grandes fenómenos y amigos de Harrison
para homenajear su memoria. Yo no tenía conocimiento de ese concierto hasta que
lo descubrí hace unos días en Youtube. En el mismo se interpretan temas del
homenajeado, y la verdad es que hay momentos realmente sublimes. Y de entre
esos momentos me encontré con esta joyita: Tom Petty and the Heartbreakers
versionan I need you, quizá una de
las canciones más desapercibidas de Harrison, incluida en el LP Help! de los Beatles. La versión es muy
respetuosa con el original: misma estructura, no se altera la melodía de la voz
e incluso se mantiene algún detalle como la guitarra acoplada. Pero para mí
supera a la original en el aire musical, más acorde, pienso yo, para acompañar
la letra. Se nota que son
una banda experimentada y componen un acompañamiento magistral a la voz,
sencillo, pero lleno de dulzura como la letra pide. ¿Mejor la versión que la
original? A ver qué os parece... Recomendación para acabar: escuchadlas con
auriculares; el sonido es mucho mejor que el de los altavoces de un ordenador.
Os confieso que aún sigo sobrecogido por esta
imagen... La Virgen de los Dolores entre los cipreses del cementerio. Silencio.
Sobrecogimiento. A quien no estuvo allí es imposible explicárselo. Para
intentar hacerlo, a mí sólo me sale esta humilde décima:
Te
veo venir tan de cerca,
caminando
a la nostalgia, entre
suspiros de ansia que
con los rezos se mezclan, y
el sol tibio que te besa junto
a la sombra del ciprés. Y
casi acierto a comprender que
a las Ánimas del Cielo son
tus Dolores consuelo que
en tus manos sentiré.