Cuando vino por La Palma
el
compás de la mecida
marcó
la fiel medida
del
sabor de la alabanza.
Victoriosa
en sus batallas,
llevó
a octubre el Jueves Santo.
Airecillos
de Lepanto.
Naranjo
verde crucero.
Fuente
callada. Un respeto,
que
la Virgen del Rosario
canta
su pregón más blanco en
la Plaza de Guerrero.